Hola:
Tengo una buena noticia...¡sigo dando guerra! :-P
Sí, por fin ya estoy operada, otro pasito más caminado y uno menos por andar. Mejor dicho, nada de pasito, un paso tan grande como un castillo.
Aquí estoy, cansada y dolorida pero contenta porque por fin ya ese tumor maligno no puede crecer más dentro de mí. Mi cuerpo y mente lo agradecen mogollón. Es un peso que te quitas de encima. Ahora toca recuperarse y doparse para sobrellevar los dolores propios de la intervención quirúrgica.
Atrás quedaron las incertidumbres y las sorpresas...por ejemplo no utilizaron el PICC sino que me pusieron una vía nueva... así me dejaron el brazo:
Aprovecho para comentar que uno de los efectos más visibles de los corticoides es la llamada cara de luna llena. Como podéis comprobar tengo una cara de pan que no puedo con ella. Reconozco que estoy comiendo bastante pese a intentar controlarme (otro efecto de los corticoides es el hambre voraz que dan), pero mi cara no es así y no he cogido 20 kilos de peso para que esté así. Sé que cuando me retiren el tratamiento para las infiltraciones pulmonares toda esta retención de líquidos que tengo desaparecerá, pero a veces saber algo no lo hace más fácil. Ahora tengo preocupaciones más importantes y mi meta principal es curarme del cáncer y sus secuelas...pero he de reconocer que es algo fastidioso verme de esta manera.
Continuemos con mi peripecia hospitalaria...
Previo a llevarme a quirófano ya os dije que tenían que ponerme un arpón para marcar el tumor. Os relato cómo fue mi experiencia ballenera.
Cuando lo llaman arpón es por algo. No es una aguja normal y corriente. Te tumban y proceden a pincharte en el pecho guiándose con el ecógrafo para introducirte a través de la aguja un alambre fino cuyo extremo distal se abre al retirar la aguja. Al abrirse queda esa forma de arpón que consigue que el alambre no se mueva nada. Es una especie de banderita que le dejan puesta al cirujano para que sepa dónde exactamente está el tumor. El proceso de introducción digamos que no es muy agradable. Pueden ponerte un poco de anestesia, sin embargo la doctora me dijo que si lo aguantaba sin nada mejor y así lo hicimos. Probamos y dolió pero lo pude soportar.
A continuación, cuando ya está anclado te incorporas y te realizan dos mamografías con el arpón ahí insertado y eso lo verá posteriormente el cirujano para hacerse una idea de lo que se va a encontrar.
Cuando me levanté para hacerme la mamografía resulta que noté algo en el brazo y al mirar vi la parte del arpón que sobresalía de mi cuerpo...¡ni más ni menos que unos 30 centímetros de cable! Me reí porque parecía que llevaba una antena y pensé que así no me quedaría sin cobertura móvil nunca jajajaja. Podría haberme presentado al casting de la mujer biónica :-D
Da impresión ver algo clavado así en tu cuerpo aunque molaba. Era un alambre recto pero que debía ser semi flexible ya que cuando terminaron me lo recogieron todo bajo un apósito.
He tenido curiosidad y he buscado una foto para que os hagáis una idea de lo que es esto del arpón y cómo queda en el cuerpo. No es una foto de mi caso en concreto pero para muestra un botón:
Como podéis comprobar, el arpón está fabricado en un material consistente pero flexible como para poder doblarlo. Lo introducen hasta donde está la lesión, tumor o lo que sea que quieran marcar, y ahí lo sueltan quedándose anclado al tejido circundante.
Las técnicas médicas y la maquinaria utilizada para el diagnóstico han avanzado hasta límites insospechados, y el personal sanitario se actualiza constantemente. Eso es algo que he comprobado muchas veces durante esta aventura. Cada vez estoy más convencida de la importancia que tiene invertir en investigación. Todo conocimiento es importante, pero el relativo a la salud debería ser prioritario.
Bien, sigamos con lo que os estaba contando que me voy por los cerros de Úbeda y acabo más dispersa de lo que ya es habitual...
Tras este breve pero intenso momento me devolvieron a la habitación a la espera de bajarme a quirófano.
Ahora a toro pasado veo mis miedos prequirúrgicos con casi vergüenza, pero estoy convencida de que cualquiera en mi lugar hubiera estado igual o peor. De hecho si me tienen que volver a intervenir casi seguro que sentiré nuevamente las inquietudes y resquemores que tuve antes de esta operación.
Si bien es cierto que para mi sorpresa justo antes de que me metieran en quirófano estuve muy tranquila, tanto que hasta me extrañó porque el día previo estuve bastante inquieta.
Cuando me sacaron de la habitación me tuvieron esperando aparcada en la especie de antesala y ahí estuve tumbada en la cama durante aproximadamente unos 15 minutos.
En ese impasse me di cuenta de que de repente estaba tranquila. Tal vez las palabras serían en calma. Sentía un serenidad insólita para lo que esperaba en esa situación. Recordé las técnicas de relajación que me habían enseñado en el taller del hospital, así como las que conocía de antes, y cerré brevemente los ojos para ejercitarlas pero noté que no era necesario más que respirar profundamente. Me acordé de que los valientes no lo son porque no tengan miedo. El valiente es aquel que tiene miedo pero no se deja llevar por él sino que se sobrepone y actúa en consecuencia.
Mi mente se dio un garbeo por los últimos meses y aparecieron las madrugadas de quimio insoportables, las pruebas desagradables, la desazón de saber que padeces cáncer, las lágrimas derramadas, los dolores y las preocupaciones. También deambulé por momentos importantes de mi vida muy agradables, y pensé en proyectos que tengo pendientes de realizar. Me concentré en las ilusiones que tengo para mi futuro a medio y largo plazo, pero sobre todo recordé la fortaleza de Julia y mi mantra en este viaje sigue nadando... y eso es lo que hice. Además, en mi mano no había nada más que pudiera hacer.
Durante esos minutos de espera vino varias veces personal sanitario a preguntarme las típicas consultas: nombre, alergias, de qué te operan, etc. Cuando ya viene la cuarta persona te lo tomas a risa y eso también influye a la hora de relajarte.
La relajación se fue a hacer puñetas cuando ya en la mesa de operaciones vino la cirujana y palpándome el seno exclamó "qué poca mama tienes". Me debí quedar blanca porque en su día me dijo que al tener volumen en el pecho no era necesaria prótesis ni grasa ni nada de nada (si tienes poco pecho y te extirpan una parte ya la conservación del seno es complicada a efectos estéticos). Para colmo, tras decirme eso así a bocajarro se fue y me quedé bajo los focos ultra brillantes con cara de alucine pensando ay madre que al final me tienen que quitar el pecho completo. Enseguida volvió y repitió la palpación y la frase.
En ese momento, en pelota picada sobre la estrecha mesa bajo la luminiscencia de los focos, ya piensas mira que hagan lo que tengan que hacer. Entre la teta y la vida obviamente pues elijes vivir...y sinceramente no me veía huyendo del quirófano despavorida con el arpón al viento como una loca nudista y calva.
Así pues respiré hondo, me pusieron la mascarilla con la anestesia y escuché que me sugerían pensar en algo agradable. La mascarilla no estaba bien colocada y por mucho que inhalaba no me dormía. Me puse a reír porque sabes que no van a rajarte estando consciente y porque pensé en lo que una amiga me había dicho; que su sobrina dice que la anestesia huele a pedo de dinosaurio. A eso no sé si huele, pero que el aroma es un tanto raro sí es cierto (creo que el olor es del plástico de la mascarilla, no del gas en sí).
Una sonrisa se me escapó de los labios y en los últimos segundos de consciencia me obligué a pensar en algo agradable porque no me parecía propio el irme a los brazos de Morfeo con un pensamiento tan escatológico :-D
Posteriormente abrí los ojos y tras la primera reacción de ¡bien he despertado!, y la segunda de menudo colocón tengo, miré de reojo al pecho. Vi que había bulto y la verdad es que sentí alivio.
Finalmente sí que pernocté en el hospital, pero como inicialmente lo habían previsto como cirugía mayor ambulatoria tuvieron que buscarme una habitación en el hospital y me ubicaron en obstetricia. Decir que el personal igual de encantador que en oncología. Una vez más quiero destacar el buen hacer profesional y humano de todo el personal sanitario. Desde los médicos hasta el personal de limpieza ya que para mí todo es una cadena y cada eslabón es fundamental para el buen desarrollo del trabajo de los demás.
Lo que también me impresionó gratamente fue la habitación. No tenía nada que ver con las habitaciones normales de hospital como las de oncología. Mi habitación estaba pintada en color malva y fucsia, hasta con impresiones decorativas en la pared. También tenía detalles obvios de la planta como cambiador de bebés en el baño, un lavabo grande fucsia con grifo extraíble para poder bañar al bebé, opción de elegir menú, etc. Os pongo una foto para que veáis lo que os comento:
Fue una experiencia agradable, y pensé que el que las habitaciones de otras secciones estuvieran decoradas con más alegría podría influir en el ánimo del paciente y hacer que el enfermo se sintiera mejor.
Sé que en las plantas infantiles hay decoración propia de la edad de los niños, pero me parece que en ningún sitio más hay algo así.
Recordé mi habitación con Julia que era amarillenta y con algún desconchado. No estaba en malas condiciones ni mucho menos, pero honestamente no hay color entre una y otra. Tal vez sea una tontería mía, pero el ambiente agradable en mi opinión influye anímicamente y considero que podrían replanteárselo si su presupuesto lo permitiera.
Al día siguiente ya me dieron el alta por la mañana. Desde entonces estoy en casa recuperándome. Salí ayer a dar una mini vuelta a paso de tortuga, ya que si ando a un ritmo normal el pecho me rebota y podéis haceros una idea del dolor que eso puede generar. Voy como las abuelas, a mi cadencia propia. No anduve demasiado aunque debido a mi súper velocidad empleé un tiempo considerable en recorrer ese trecho. En el paseo hice algunas fotos de las flores que veía en los jardines. Cuando una va despacio por la vida puede permitirse el lujo de disfrutar de esos pequeños detalles.
Y de momento esto es todo lo que os puedo contar. Voy a descansar que lo necesito.
Aquí os dejo una foto de las que hice ayer y que me gusta particularmente. Espero que os transmita alegría como a mí.
¡Hasta la siguiente!
Aquí estoy con la del pedo de dinosaurio al ladito, que me dice que le mande un beso a mi amiguita para que se ponga buena pronto. Pasito a pasito vas ganando la batalla. Ya va quedando menos!!!! 😘😘😘😘😘
ResponderEliminarjejejjeje! Vaya dos con los pedos de dinosaurio! Jajajaja
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